Otras miradas sobre la comprensión de la lectura, una vez analizados los modelos y teorías estructuralistas y psicolingüísticos o interactivos, comprenden la perspectiva socio-histórica, la crítica y la lectura y pluralidad, las cuales abordan dicha temática desde enfoques mas recientes y menos esquemáticos que los anteriores.
Partiendo de cuestionamientos, se establece el abordaje de la perspectiva socio-histórica de la lectura. Se entiende dicha perspectiva como una visión de la misma desde la sociología, como práctica social y por tanto conducta observable de acciones específicas de individuos y grupos (según Chartier), determinada por los diversos momentos históricos. Se realiza un recorrido por las diferentes épocas desde el mundo romano hasta la actualidad, partiendo de las concepciones con énfasis en el instrumento u objeto (el libro), ubicando en cada momento histórico los protagonistas, las relaciones entre ellos, los ambientes, las respectivas intencionalidades y la visión actual entre el texto, el lector y el contexto. Se realiza entonces una reseña histórica de las prácticas de lectura en occidente y se resaltan los aportes fundamentales de la sociología de la lectura:
- La lectura no puede separarse del contexto en el que se practica.
- La lectura busca transformar al lector.
- Un mismo texto es objeto de múltiples representaciones.
- Todo texto conlleva una significación y un sentido.
A la pregunta inicial sobre si es la lectura una forma de reproducir una ideología hegemónica, se resaltan las características de
Respecto a lo anterior se establece una comparación en cuanto al poco acceso del material de lectura en
Según algunas intervenciones, convendría aclarar en la pregunta inicial si es la lectura siempre una forma de reproducir la ideología, pues una posible respuesta sería no siempre ya que hay tipos de lectura que no conllevan a tal fin. Sin embargo dichas apreciaciones merecen ampliaciones desde la concepción anteriormente citada de Cassany, porque si todo conocimiento es cultural e ideológico entonces todo tipo de lectura amerita un tipo de texto y éste a su vez incorpora un tipo de conocimiento. Por tanto, toda lectura de una u otra forma amerita una posición ideológica.
La sociología de la lectura nace a comienzos del siglo XX (1920-1930), investigando las prácticas reales de su objeto de estudio a través de métodos específicos. Un acto individual se vuelve una observación social. Se realiza un recorrido por las diferentes investigaciones en Europa Oriental, Estados Unidos, Francia (Lahire, Chartier, Détrez, Mauger, Peroni), Argentina, México y Colombia. Surgen interrogantes específicamente respecto a los métodos: ¿dan cuenta del proceso lector los métodos cuantitativos? ¿Responden con mayor claridad los métodos cualitativos? ¿Los etnográficos? ¿Que tan confiables son los resultados obtenidos? ¿Que intereses reales existen tras algunas investigaciones? ¿Las encuestas sobre circulación y venta de libros implican mayores índices de lectura?, ¿Dan cuenta realmente del comportamiento lector? ¿Asumen las investigaciones a los diferentes materiales de lectura o la conciben solo como la referida a los libros?
Algunos aportes que muestran el carácter dialógico desencadenado por la temática, tienden a señalar que es el momento histórico el que determina el tipo de investigación, que dado el objeto de estudio serian más convenientes los métodos de tipo mixto. Que la confiabilidad de resultados por ejemplo de encuestas puede ser relativa y manipulada por intereses en algunos casos comerciales (editoriales) o no veraz por los datos suministrados, pues no siempre se expresan los gustos lectores o quienes encuestan no tienen las habilidades para abordar las preguntas y analizar las respuestas. Que son los gustos sociales los que determinan los tipos de lectura. Que los resultados sobre índices de ventas no implican mayor actividad lectora, ni muestran las características del desempeño. Que respecto a los materiales solo se abordan los libros, cuando en los contextos reales estamos inmersos en lecturas de diferente tipo y material. En general se valoran los aportes de las diversas investigaciones como respuestas a aspectos parciales de un proceso tan complejo como el de la comprensión de textos.
Respecto a la lectura crítica (otro tipo de mirada de la comprensión), a la luz de dos textos: uno narrativo – continuidad de los parques de Cortazar – y otro argumentativo – de Caballero – se abordan los aspectos básicos de la mencionada perspectiva y las características que debe tener el lector crítico.
Cassany al establecer una aproximación hacia la lectura crítica con fines pedagógicos, retoma orientaciones anteriores como la escuela de Frankfurt, la pedagogía del oprimido de Freire, y otras más actuales como los estudios sobre la literacidad, el análisis del discurso y el análisis crítico del discurso de van Dijk entre otros. Leer para Cassany implica procesos cognitivos y conocimientos socioculturales relacionados con cada práctica concreta de lectura. Las mencionadas prácticas se consideran cambiantes por múltiples factores relacionados con la participación democrática, el pluralismo y la consiguiente multilectura, el amplio uso del lenguaje científico y los avances tecnológicos, elementos inmersos en la creciente globalización.
El lector, considera Cassany, aborda continuamente diferentes géneros discursivos, dispone de variados conocimientos previos que en combinación con los datos de cada situación discursiva le permiten acceder a la comprensión. Lógicamente dependiendo de las habilidades en el manejo de los anteriores elementos, así será ese nivel de comprensión. Debe el lector en forma conciente (a través de control metacognitivo) encontrar lo que está más allá de lo aparente, lo que se esconde entre líneas, lo subjetivo del autor, lo ideológico y los mecanismos persuasivos. Es decir, que debe contar con estrategias que le permitan entender los discursos actuales para posicionarse como lector autónomo no susceptible de ser manipulado.
Al abordar a Cassany, se establecen asociaciones con los puntos de vista de Zuleta respecto a la lectura como transformación, crítica, actividad seria resultado de la buena escritura, como interpretación y trabajo referido al establecimiento o descubrimiento del código del texto. En este sentido aunque a nivel cognitivo es contradictorio referirse a la lectura como decodificación, el hecho de descifrar el código del texto puede entenderse específicamente como decodificación. El comentario anterior hace referencia específicamente a una consideración de tipo cognitivo general aparentemente contradictoria, más no se refiere al pensamiento de Zuleta que como se menciona se identifica con el de Cassany y más exactamente expresa: “que leer es trabajar quiere decir, ante todo, que no hay un tal código común al que hayan sido traducidas las significaciones que luego vamos a descifrar. El texto produce su propio código por las relaciones que establece entre sus signos” y más adelante afirma: “tenemos que descifrar el código de la manera como esa escritura lo revele”. Además en Zuleta tanto el código como el descifrar hacen parte de una visión totalmente opuesta a la tradicional, la que se hace clara en su conferencia desde un marco filosófico (específicamente desde Netzsche y Marx) y psicoanalítico (Freud).
Se realiza un cuestionamiento, referido al por qué de la escogencia de un texto argumentativo como el de Caballero que plantea una crítica a un funcionamiento social de nuestro país (específicamente relacionado con la legalización de las drogas), para hacer el análisis crítico, y si sólo con este tipo de texto se accede a dicho análisis. Se argumenta que el mencionado texto permite observar las diferentes voces y apreciaciones. Queda para el auditorio, el cuestionamiento en proceso: ¿Cualquier tipo de texto puede ser analizado críticamente?
Para Cassany un factor determinante en las nuevas necesidades de lectura es la democracia (mencionada anteriormente) y cómo esta se relaciona con la amplia circulación de información, aspecto que valdría la pena ser debatido en lo concerniente a la concepción de conocimiento y de lectura crítica, y además de cómo se asume la investigación en ese contexto actual de "democracia".
ANA CRISTINA RENZA COLL
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